textura

Llorando frente a ella parecía la vida una película furiosa. No se veía entonces la cámara girando alrededor de ellos, tratando de reflejar lo lindo de la escena, pero en verdad parecía de esas películas lagrimeras con finales de antología. Ni una sola palabra había sido dicha al azar, tan solo el guión actuaba de manera fría, recolectando cada una de las frases antes dichas por millones de actores en millones de veces repetidas una y otra ves y sin parar, una y otra ves. La naturaleza de las cosas se había dicho antes de llegar a la esquina acordada, necesariamente seria la belleza de las cosas, ante eso nada que pudiera pasar podría alterar la magnitud de su libreto. Imposible que ella fuera. Nunca nadie regreso del encuentro dicho, en derrota por lo verdadero de sus palabras. La vida, pensó, no puede ser atravesada de la forma cruel en que sus sentimientos fueron cortados por una lejanía equivocada, por una lejanía que el no aceptaba. Llorando frente a ella se igualaba la vida a una película furiosa.

El texto.

Un hombre muy viejo plegaba las cajas de cartón apiladas por los dueños de su pasar. Quien iba a ser capaz de decirle que ya no podía parecer mas una mueca. Si se pudiera dibujar una de esas groserías que lastiman a un hombre cuando de verdad se le quiere lastimar, habría solo que retratar la figura de ese viejo. Primer plano de sus dedos indignos. Un texto habían escrito para su noche, con portada de cartón y perros a manera de sábanas. Plano general para su vereda y en el fondo, el mismo libreto repetido, el mismo libreto construido como tura.

Entonces fue ella. Ya no quiero más. En la pantalla se recortaba el fin sobre el fondo, que era el beso eterno de los protagonistas, y aquí en su cara, la naturaleza de las cosas seguía siendo lo bello de las cosas. La naturaleza de las cosas se dijo, no podría ser de la forma que el quería. Mas complicado aún era la cuestión de romper, de aceptar, de mencionar la palabra ciega. El amor de su vida ya no tenía el amor de ésta vida. Entonces fue ella. Llorando frente a ella se igualaba la vida a un gran fracaso de película.



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